Rancho de madera y piso de tierra colorada.
Pobreza ancestral.
En el monte misionero se eleva el humo negro de la leña
que usas para cocinar: mandioca, maíz, batata, chipá.
Chorrera de gurises caritas sucias, pue nandi, como enjambres de abejitas se apiñan en el rancho buscando calor y amor.
La pobreza duele tanto que agachas la cabeza
para no ver el hambre en tu hijos, mujer…
Ropa tendida al sol y en tu corazón
la rabia de verlos crecer sin educación.
¡Poderoso país! esto tiene que acabar.
La pobreza no es deshonor.
Lo que sí causa dolor, es ver
a los hijos creciendo con la pobreza de no aprender.
sábado, 8 de agosto de 2009
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Vamos profe!!...siga adelante, me encantan las poesías aunque sinceramente soy algo torpe para escribirlas.
ResponderEliminarLe deseo lo mejor y muchísima suerte, porque se lo merece.
GOOD BYE TEACHER!!
Gracias por tus hermosas palabras y me encantaría saber tu nombre verdadero.Me escribís pronto please???
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