miércoles, 3 de junio de 2009

Crónicas de mi viaje a Egipto


Todo viaje que emprendemos es único, maravilloso e irrepetible como cada uno de nosotros.Viajar es andar caminos diferentes a los acostumbrados,es pisar tierras nuevas con rostros desconocidos,es escuchar voces y sonidos distintos a los nuestros, descubrir lugares exóticos que nunca creímos que existirían.Por tener espíritu de trashumante adoro viajar, es por eso que cuando, gracias a la hospitalidad de mi hermano Javier y su flia, pude volar a esas tierras me sentí como Cleopatra pudo haberse sentido al pisar las arenas:Libre, poderosa y feliz.
Egipto es un mundo fascinante que vale la pena descubrir: El Cairo, esa inmensa capital con tránsito caótico y donde no existen reglas, o si existen, nadie las cumple.No se puede creer como conviven ahí tanta gente, turistas y autos de todos los modelos ,algunos de ellos especialmente los taxis (que son tema aparte ) se van cayendo a pedazos a medida de que avanzan.
Ni bien llegamos al Cairo, luego de compartir mates y charlas con la flia. que no veíamos hace tiempo,nos llevaron al mercado más extraordinario que jamás haya conocido: el bullicioso Jan el - Jalili, donde se puede comprar todo lo que es posible imaginar ( joyas exquisitas, pañuelos, zapatos, artesanias de cobre, bronce , latón y plata y un sinfín de novedades de los origenes más diversos). Pasamos la tarde entera regateando precios ,ya que esa es la única y obligada manera de comprar en Egipto.Al otro día, fuimos al famoso Museo de Antiguedades del Cairo ,donde nos sorprendimos con las miles de esculturas que despliega, especialmente me encantó la máscara funeraria del faraón Tutankamón, de oro macizo con incrustaciones de lapislázuli, turquesa y otras piedras semipreciosas y los dos sarcófagos ,que metidos uno dentro del otro ,albergaban su momia. Las joyas que adornaban la momia real ocupan una sala completa.Luego de tanta escultura admirada en el museo del Cairo, fuimos a contemplar con nuestos propios ojos esas enormes e increibles rocas mágicamente encastradas en forma de pirámides. Es imposible explicarse tanto misterio.¿Cómo pudo algo asi ser construido?¿Fue ayuda divina o simple trabajo humano organizado?. Nadie sabe aún la verdad de este enigma. Keops, Kefrén y Micerinos y todas las demás pirámides de reinas y faraones, guardan celosamente el secreto de sus dueños ,que quisieron descansar en paz o volver a sus cuerpos, pero no pudieron estas tumbas gigantes eregidas en el desierto proteger el sueño eterno de sus amos, nada pudo impedir la avaricia de los que no respetan nada , ni siquiera a los muertos.La proxima ciudad visitada fue Luxor ( la antigua Tebas) donde tuvimos un encuentro cercano con el misterioso rio Nilo gracias al cual Egipto vive. Digo esto, no solo por lo que el agua proporciona sino por lo que los egipcios hacen con este rio:en Luxor atracan los barcos - hotel, más conocidos como "cruceros "que brindan trabajo a miles de egipcios ya que llevan turistas de todas las nacionalidades para conocer los templos de Esna, Edfu, Kom Ombo y otros ,hasta llegar a la hermosa ciudad de Asuán donde se construyó la Gran Presa que genera energía eléctrica suficiente para industrializar el país y dar electricidad a las zonas rurales. Pudimos recorrer el Nilo en uno de estos cruceros y disfrutar de la diferencias de sus dos orillas.La orilla oriental, donde sobresalen los restos del templo de Luxor y los de Karnak, fastuosos hoteles a lo largo de su costanera o Corniche , restaurants de todos los precios y calidades,escuelas , mesquitas e iglesias y todo lo que se puede preparar para hacer sentir bien a un turista.Y por el otro lado ,el contraste de la orilla occidental, con campos cultivados, camellos , asnos y casas de adobe con pisos de tierra y establos. Imaginé al estar en una de esas casas que así hubiera sido vivir en el tiempo de Jesús, con la simpleza de la gente egipcia demostrando su hospitalidad con una sonrisa.
Y el broche de oro de este viaje maravilloso e inolvidable fue llegar desde Asuán en tren recorriendo 1.100 km,a una ciudad de ensueño llamada Alejandría ( Scandaréia en idioma árabe). Nunca olvidaré el color azul cielo del mar Mediterráneo visto desde la larguísima costanera de Alejandría.Quise quedarme allí por siempre recorriendo su puerto de pescadores y la magnífica Fortaleza de Qaitbay que fue construida en el lugar donde se situaba el Faro, una construcción de más de 100 mts de altura cuyos destellos podían verse de noche desde unos 50 km mar adentro y que desapareció tras la conquista árabe y varios terremotos.
No pude recorrer la Biblioteca que la dejaré , si Dios lo permite, para un próximo viaje que espero sea pronto.

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