sábado, 27 de marzo de 2010

Anhelo


Dejad que los niños vengan a mí
a curarme las heridas con sus manitas tibias.
Dejad que asombrados se miren en mis ojos
y me escuchen hablarles sin palabras...
Dejad que mi alma santa
se conforte en su pureza.
Dejad que los acurruque entre mis brazos
sintiendo el aleteo de sus tiernos corazones.
Dejad que las almas puras de mis niños
sosieguen mi angustia por aquéllos que no me aman.
Dejad que ría con alivio
al ver sus inocentes rostros
brindándome amistad.
Dejad que anhele y espere
que en algún tiempo cercano
todos volverán a ser como estos niños
que me aman de verdad.

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