jueves, 28 de mayo de 2009

Respira...Respira...


Es que estoy tan atrapada
tengo el alma estrangulada,
todos nudos son mis huesos
y mis músculos tan tiesos.
Mis tendones están tensados
y el dolor me ha quebrantado
y la sangre se me agolpa
en las venas que se doblan.
Cuando inclino la cabeza,
el cuello estalla y se queja.
Todo es grito desde adentro…
¡Respira! ¡Respira!
Suelta el cuerpo, suelta el aire,
suelta el alma que se queja,
porque está tan atrapada y no vuela…
Necesito que me amases, que me ablandes y relajes,
que tus dedos dejen huellas como pasos en la arena.
Necesito que suspires y me alivies esta carga
que comprime mi espalda,
y que se extiende desde las puntas de mis dedos
hasta la masa de mis cabellos.
Suelta todo lo que me atrapa y no deja que respire,
que sea libre como el viento, como el aire, como el tiempo.
Necesito que me ayudes a desestrangularme el cuerpo,
colocando cada pieza en su sitio de nuevo
para que todo circule sin miedo.
Respira…Suelta el alma, suelta el cuerpo…
Respira… Respira…Respira…

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