sábado, 26 de septiembre de 2009

Hija mía, te tengo


Te tengo, hija mía.
Te miro y te observo
como a un cristal precioso
que en mis entrañas se gestó.
Tu piel tiene el sabor de las cerezas
en primavera y tus ojos entrecerrados sueñan
con sonidos aprendidos en mi vientre.
Te aprieto y te beso,
y en cada parte tuya descubro un pedacito mío.
Suave niña que alegra mi vida,
hoy ya no pienso en mi
sino que despierto cada mañana
para ser el ángel que te cuida.

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